Si diciembre es el mes de las promesas de cara al año nuevo, enero es el mes de los hechos. Ya se acabaron las fiestas, el jolgorio, los excesos y la alegría desmesurada. Todo vuelve a la normalidad y los juramentos de los últimos compases del año anterior, deben convertirse en realidades del año nuevo. ¡Maldita sea la gracia!, es más fácil soñar que vivir. ¡Qué bello es vivir! mientras soñamos despiertos imaginando cómo será nuestra nueva vida de año nuevo: sin esos kilos de más, con nuestro cuerpo musculado de gimnasio, sin excesos en la dieta, sin fumar, estudiando esas oposiciones que llevamos años queriendo preparar, haciendo más deporte o aprendiendo a hablar inglés de una vez, ¡qué bien suena todo…! Pero la cruda realidad se impone en enero, ya no podemos seguir soñando, hay que pasar a la acción y créanme, es durísimo. Es duro comprobar qué habilidad tenemos para engañarnos a nosotros mismos, es duro aceptar que todo va a seguir igual y que al final los hábitos adquiridos se imponen una y otra vez.
Quizás la solución sea romper esos hábitos, pero no esperando a finalizar el año para nuevamente iniciar la romería de promesas. Romper un hábito que entendemos pernicioso para nuestra salud, nuestro bienestar emocional o incluso nuestra vida laboral, puede hacerse en cualquier época del año, solo necesitas desearlo con todas tus fuerzas. No pospongas tus ideas de cambio a diciembre, porque te estarás engañando nuevamente. La mayoría de cambios en nuestra vida, pueden empezar en el mismo momento en que se decide acabar con una situación que no nos agrada.
A medida que vayas obteniendo logros, tus siguientes propósitos te resultarán más fáciles, porque afianzarás más la confianza en ti mismo.
Si amig@, enero es muy difícil, porque además de tener que enfrentarte a ti mismo, debes afrontar los desvaríos económicos de la etapa de ensoñación vivida, durante la histeria colectiva recurrente de la Navidad. Para solucionar los daños económicos causados por los excesos te recomiendo en caso de urgencia que revises tu ajuar, si como lo oyes. Es posible que tengas objetos de plata que no uses, que estén desgastados o rotos. Reúnelos todos y acude a nuestra tienda. Compramos plata sin importar su estado, a buen seguro te llevarás un montón de dinero que satisfará tus necesidades económicas. Te esperamos.
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