Victoire de Castellane, nieta de la condesa de Castilleja de Guzmán, arrasa con piedras de colores y encabeza la dirección artística de Dior Joaillerie.
Victoire de Castellane es una de las más influyentes creadoras de joyería del momento, sienta cátedra desde su privilegiado puesto de directora artística de Dior Joaillerie, creando colecciones con un lenguaje propio que ha transgredido las reglas implícitas del arte de la joyería contemporánea.
En Dior ha encontrado un compañero de viaje que le otorga una libertad sustancial, poniendo a su disposición recursos ilimitados. “Para mí, tener libertad creativa significa tener la potestad de crear lo que quiera, sin nadie que me imponga nada”. En su trabajo no existen los atajos. Sus ideas no se acomodan al concepto de lo práctico y al estado de la técnica, siempre va más allá y empuja a todos sus colaboradores a dar lo mejor de sí mismos en pos de conseguir piezas únicas, originales e irreproducibles.
Profundamente involucrada en todo el proceso de manufactura, tiene en todo momento en su mente la imagen de la joya final que ha concebido. Tras un boceto su equipo se ocupa de hacer un dibujo de la joya en sus dimensiones reales y a menudo desde varios ángulos, para a continuación mandar este diseño a los talleres de París con los que trabajan.
Sus principios
Victoire tenía una amiga que trabajaba de relaciones públicas en la firma y le comentó que necesitaban a una chica que echara una mano con la preparación de la presentación de la primera colección de Costura de Lagerfeld para Chanel. Ella había hablado ya varias veces con el diseñador por la vinculación laboral de su tío con él en Fendi, pero realmente se conocieron cuando realizaba sus prácticas en Chanel y su estilo personal, trufado de referencias pop, fascinó al alemán. “¡Oh, Victoire! ¡Qué divertido! ¿Por qué no vienes a trabajar al estudio?”, le dijo. Su tío se incorporaría al equipo después sustituyendo al que era el asistente de Lagerfeld en la maison parisina, Hervé Léger.
La noticia de su fichaje corría por los mentideros de la moda en octubre de 1997. Dejaba Chanel seducida por la propuesta de Bernard Arnault, presidente del grupo LVMH, propietario de Dior, uno de los hombres más poderosos de la industria del lujo, que quería potenciar el universo de la firma con la incorporación de su propia línea de Alta Joyería.
Buscaban una revolución en el mundo de la joyería equivalente a lo que Galliano había supuesto en la moda: alguien arriesgado, con una aproximación poco convencional a la creación joyera, donde la imaginación y la fantasía fueran irrenunciables.
Cabe destacar que estas magnificas y deslumbrantes joyas quedan de lujo a todas las mujeres. No hay que seguir ninguna norma para lucirlas, se pueden usar a diario y son perfectas para cualquier situación. Simplificando se podría decir que todas deberíamos tener una en nuestro joyero; y para no quedarme out visitaré a mis amigos de OroCash Valencia seguro que ellos guardan para mí alguna joya.
Foto: http://vainchic.com/